La lucha contra la crisis climática necesita de algo más que buenas intenciones. Los procesos de adaptación y mitigación son fundamentales para frenar el deterioro del planeta en las próximas décadas. Para ello, se requieren de fuentes de financiación que hagan frente al cambio climático.
En este artículo, desarrollaremos en profundidad como este flujo de dinero en apoyo a las causas para proteger el medio ambiente de las variaciones climáticas puede ayudar a los países y a las comunidades locales a construir un futuro sostenible.
Financiación frente al cambio climático
La crisis climática es un problema que afecta a todo el continente por igual y para tomar acción se requiere de un elevado volumen de financiación que permita transformar los procesos productivos y de consumo en todo el planeta.
Esta es una tarea especialmente costosa para los países en desarrollo, ya que en muchos casos son justamente los más vulnerables y menos preparados para hacer frente a estos problemas ambientales. Es aquí donde el financiamiento juega un papel crucial para su adaptación y mitigación.
El flujo de dinero destinado a la financiación para causas de variaciones climáticas puede provenir tanto de entidades públicas como privadas. La ONU, a través de la CMNUCC (Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) se encarga de supervisar estas transferencias de dinero de los países desarrollados a los de economías emergentes.
Otra de las particularidades de las alteraciones climáticas es que algunos de los países más amenazados por sus consecuencias suelen ser los que menos contaminan. Un ejemplo claro de ello es Kiribati, en el Pacífico Central.
Cabe recordar que en el artículo 9 del Acuerdo de París se establece que los países desarrollados deberán proporcionar recursos financieros y prestar asistencia a los países que se encuentran en pleno desarrollo para colaborar en su proceso de mitigación y adaptación frente a la crisis climática.
Fuentes e instrumentos de financiamiento
El financiamiento climático se apoya en una amplia gama de recursos para impulsar la acción contra el cambio climático. Tanto entidades públicas como privadas, a nivel local, nacional e internacional, desempeñan un papel crucial en este proceso.
Bonos verdes
Estos instrumentos de deuda, emitidos por entidades públicas o privadas, se diferencian de los créditos tradicionales porque destinan los fondos obtenidos a proyectos medioambientales, como la lucha contra la crisis ambiental.
Canjes de deuda
Consiste en la venta de deuda en moneda extranjera por parte de un país acreedor a un inversionista, como una ONG, que posteriormente puede canjear la deuda con el país deudor a cambio del desarrollo de proyectos de mitigación y adaptación a la crisis climática.
Garantías
Se establecen compromisos en los que un garante se compromete a cumplir con las obligaciones asumidas por un prestatario frente a un prestamista en el marco de actividades relacionadas con el cambio climático.
Préstamos concesionales
Estos préstamos están destinados a financiar actividades de mitigación y adaptación de los problemas ambientales. Se caracterizan por tener plazos de amortización más largos y tasas de interés más bajas en comparación con los préstamos tradicionales.
Subvenciones y donaciones
Se trata de dinero concedido a programas destinados a la lucha contra la emergencia climática. A diferencia de los préstamos, no es necesario reembolsar estos fondos.
Principales fuentes de financiación
Estos recursos financieros provienen principalmente de organizaciones multilaterales, como bancos de desarrollo e instituciones financieras establecidas dentro del marco de la CMNUCC.
Fondo mundial para el clima (GCF)
Es el fondo más grande del mundo dedicado a apoyar a los países en desarrollo en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y en la adaptación a los impactos del cambio climático.
Fondo Especial para el Cambio Climático (FECC)
Este instrumento proporciona servicios financieros en áreas como la adaptación al cambio climático, la transferencia de tecnología, energía, transporte, industria, agricultura, silvicultura, gestión de desechos y diversificación económica para países dependientes de combustibles fósiles.
Fondo para los Países Menos Adelantados (FPMA)
El objetivo de este instrumento es ayudar a los aproximadamente 50 países clasificados como menos desarrollados por la ONU a abordar su alta vulnerabilidad al cambio climático e implementar programas nacionales de adaptación.
Programa ONU-REDD
Este plan tiene como objetivo reducir las emisiones causadas por la deforestación y degradación de los bosques en países en desarrollo, ayudando a los gobiernos a desarrollar e implementar Estrategias Nacionales de REDD +.
Por otro lado, también existen fondos bilaterales de financiamiento climático proporcionados por instituciones como la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), la Alianza Mundial contra el Cambio Climático de la Unión Europea (AMCC), la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA), entre otros.
Conclusión
La financiación climática es esencial para abordar la crisis ambiental que enfrentamos. El apoyo económico adecuado no solo impulsa la implementación de medidas de mitigación y adaptación, sino que también fortalece la resiliencia de las comunidades y fomenta la innovación.