La desconfianza, los altos costes y la falta de infraestructura provocan que solo el 4% de la población aproveche el agua depurada. Sin embargo, la sequía en España se ha convertido en un grave problema y se requieren soluciones.
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¿Cuál es la perspectiva de la sequía en España para la población?
La escasez de agua, como el hambre, agudiza el ingenio. Un grupo de expertos se encuentra en la búsqueda de soluciones para aprovechar la última gota en un país que cada vez está más sediento.
En la actualidad, en España, se vierten en ríos y mares cerca de 10.300 hectómetros cúbicos de aguas residuales depuradas que provienen del uso urbano e industrial. Según el Censo Nacional de Vertidos, esta cantidad equivale a todo el consumo doméstico del país durante tres años.
A pesar de ser el quinto Estado del mundo que más agua recicla, solo se reutiliza el 4%, sobre todo para la agricultura. El porcentaje podría ser más elevado si no fuera por las barreras logísticas, los altos costes y la desconfianza de los ciudadanos hacia un agua que tiene mala reputación.
La población no se fía en que el agua regenerada salga simplemente por un grifo y esto se debe, en gran medida, a la falta de promoción de lo que se ha logrado con respectos a estas campañas.
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La escasez del agua ya es una realidad en España y se debe actuar
Uno de los grandes logros de esta acción es que ya se alimentan ríos con agua regenerada. El caso más destacado es el del río Llobregat en Barcelona, donde se están inyectando aguas regeneradas que constituyen aproximadamente una quinta parte de su caudal. Esto ha permitido reducir la dependencia de los embalses catalanes para el suministro de agua, especialmente en un momento en que se encontraban al 28% de su capacidad, según datos de la Agencia Catalana del Agua.
Asimismo, el agua vertida en el Llobregat cumple una doble función: mantener el caudal ecológico mínimo del río y garantizar el suministro de agua a la planta potabilizadora de Sant Joan Despí. Una vez tratada, esta agua regenerada vuelve a las casas de los habitantes de Barcelona. Este proceso se conoce como potabilización indirecta, ya que el Real Decreto de Reutilización del Agua de 2007 prohíbe su uso directo en las plantas potabilizadoras.
A diferencia de lo que piensa la población española, la desconfianza hacia las aguas regeneradas no es tan marcada en el sector agrícola, que es el principal receptor de estas aguas, con un 69% de aceptación. Este porcentaje aumenta en las regiones donde la escasez de agua es más acuciante. Un ejemplo de ello es Murcia, donde en 2022 se reutilizó el 98% de las aguas depuradas, según datos de la Entidad de Saneamiento y Depuración de la Región de Murcia. De los 532 hectómetros cúbicos reutilizados anualmente en España, un 23% se destina a los campos de Murcia.
¿Cuáles son las principales ventajas y conflictos del reciclaje del agua?
El agua regenerada es más económica de producir que la obtenida mediante procesos de desalinización y causa menos impacto ambiental y desequilibrio territorial que los trasvases, según un informe del Ministerio de Transición Ecológica. El coste de producción del agua regenerada es de 0,38 euros por metro cúbico, mientras que el agua desalinizada tiene un coste que oscila entre los 60 céntimos y el euro, según un informe del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas.
No obstante, el investigador del Instituto Catalán de Investigación de Agua, Wolfgang Gernjak, señala que el costo final del agua regenerada se ve afectado por la necesidad de desarrollar sistemas de distribución específicos. Según el experto, el agua desalinizada puede ser directamente mezclada con el agua potable y transportada a través de las redes convencionales, en contraste, la distribución del agua regenerada requiere redes de abastecimiento adicionales que incrementan los gastos.
Otro factor que encarece el agua regenerada es que, en la mayoría de los casos, los consumidores finales, y no los responsables de la contaminación del agua, asumen los costes del proceso de tratamiento. Para abordar esta cuestión, el Gobierno propone adoptar el principio de «quién contamina, paga», una idea que también se refleja en la Directiva de la Unión Europea sobre el tratamiento de aguas urbanas.
Además de estas cuestiones, el proceso de reutilización del agua también requiere mejoras en las infraestructuras. De las 3.000 plantas de tratamiento de aguas en España, solo el 27% permite la regeneración de aguas. El gran desafío radica en que la mayoría de las plantas ubicadas en zonas con una población inferior a 5.000 habitantes carecen de financiación suficiente y, en ocasiones, realizan tratamientos insuficientes para eliminar todos los contaminantes. Esto tiene consecuencias medioambientales negativas, como reconoce el Plan Nacional de Depuración, Saneamiento, Eficiencia, Ahorro y Reutilización (Plan DSEAR, 2020).