Las últimas décadas han sido testigo de una transformación preocupante en el clima global. El
cambio climático ha desencadenado fenómenos extremos que ponen en riesgo no solo el
entorno natural sino también la salud humana. América Latina, siendo el hogar de una
impresionante cantidad de bosques primarios, se enfrenta a una creciente amenaza de
incendios forestales. Según la Organización Mundial de las Naciones Unidas (ONU), se prevé un
aumento alarmante en la frecuencia de estos desastres para el año 2050.
Impacto del cambio climático sobre la salud
El impacto directo del cambio climático se manifiesta en la salud de las personas. Europa
experimentó el calor extremo durante el verano boreal de 2022, lo que resultó en un número
alarmante de más de 61,000 muertes. A su vez, el frío excesivo no se queda atrás como una
amenaza inmediata, ya que sus efectos pueden manifestarse en días posteriores al evento.
Según el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH), se estima que el 37% de las
muertes actuales tienen una relación directa o indirecta con el cambio climático, con Europa
contribuyendo con un 7% de estas muertes, especialmente países mediterráneos como
Portugal, Italia, Francia y España.
Peligro latente del frío
A pesar de que el calor extremo suele ser el foco de atención, las estadísticas revelan que el
frío puede ser igual de peligroso, si no más. Entre 1979 y 2019, se registraron diez veces más
muertes relacionadas con bajas temperaturas que con el aumento de la misma. Las
enfermedades asociadas al frío, como la trombosis cerebral y las arritmias, representan un
riesgo significativo para la salud de las personas expuestas a temperaturas gélidas.
Impacto sanitario del frío
El frío extremo ha dejado un rastro devastador en algunas regiones. Por ejemplo, España sufrió
348 muertes diarias durante la emergencia climática del 2017. Las condiciones de salud se
deterioran considerablemente durante los períodos de bajas temperaturas, y las
enfermedades respiratorias e infecciosas encuentran un terreno propicio para su propagación,
especialmente entre aquellos con acceso limitado a atención médica.
Preparación ante las olas de calor
Si bien el frío muestra una letalidad sorprendente, el calentamiento global augura un aumento
significativo en las muertes relacionadas con las altas temperaturas. Las olas de calor
representan un peligro mayor para grupos vulnerables como niños y ancianos. La exposición
prolongada al calor puede desencadenar problemas de salud graves como deshidratación,
insuficiencia renal y trastornos cardíacos.
Acciones urgentes para mitigar el impacto
El combate contra las temperaturas extremas demanda una respuesta inmediata y coordinada
a nivel global. Estudios sugieren que un 37% de las muertes asociadas con altas temperaturas
podrían evitarse con una planificación y preparación adecuadas por parte de los gobiernos.
Países con economías frágiles y limitado acceso a atención médica, como Afganistán,
Guatemala y varias naciones de América Latina, enfrentan desafíos considerables. Al mismo
tiempo, naciones europeas como Alemania y Bélgica carecen de preparación para afrontar olas
de calor recurrentes.
La preservación de los bosques, la adaptación de los sistemas de salud y la implementación de
políticas gubernamentales efectivas son cruciales para reducir el impacto de estos fenómenos
climáticos extremos. En un mundo cada vez más vulnerable a estos cambios, la acción
inmediata y coordinada, tal y como reclaman las organizaciones ambientalistas del mundo,
como Greenpeace, es la clave para proteger la salud y el bienestar de las generaciones
presentes y futuras.