Las inundaciones son un problema recurrente en Colombia. Pero ante la llegada de fenómenos climáticos extremos como El Niño, que generan un aumento de las lluvias intensas, la situación puede empeorar y poner en peligro a gran parte de la población del país.
Pero por si esto no fuera problema suficiente, una investigación realizada recientemente por expertos de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), ha revelado que un 40% del territorio nacional se ha visto comprometido por las inundaciones. Esta cifra supera los números oficiales conocidos hasta el momento, que hablaban de solo un 27% del país.
De acuerdo con el biólogo Santiago Duque, uno de los expertos de la UNAL a cargo del estudio, la enorme diferencia descubierta por su grupo de especialistas está relacionada con la falta de precisión a la hora de medir las rondas hídricas en el pasado. Además, el científico advierte que esta inexactitud podría comprometer la forma en que se gestionan los riesgos en el territorio.
¿Cómo afectan las rondas hídricas a las inundaciones?
Se conoce como rondas hídricas o franjas de protección ribereña a los terrenos cercanos a ríos y otros cuerpos de agua. Estas áreas son determinadas por los gobiernos con el objetivo de resguardar tanto a los cuerpos de agua como a sus alrededores. Las rondas hídricas no solo protegen los recursos hídricos del país, sino que además permiten preservar sus ecosistemas de problemas como la contaminación del agua, la erosión del suelo o las inundaciones.
Pero además, cuando se producen desastres naturales como las lluvias intensas provocadas por el fenómeno de El Niño, las rondas hídricas juegan un rol fundamental, ya que se encargan de absorber el exceso de agua y prevenir deslizamientos de tierra.
Sin embargo, los expertos han determinado que las políticas colombianas actuales no han sido capaces de abordar las rondas hídricas de forma eficiente. Según su criterio, el Decreto 2811, que determina que estas zonas deben tener una distancia de 30 metros a cada lado del cuerpo de agua en cuestión, y que rige desde el año 1974, ha contribuido a que sucedan tragedias como la ocurrida en Mocoa en 2017.
Los errores en la implementación del Decreto 2811
El Decreto 2811 establece pautas para determinar rondas hídricas al construir y conservar viviendas en todo el territorio colombiano. Y si bien este documento ha sido útil en muchos aspectos, los especialistas de la UNAL han advertido que su mayor error es no considerar las variaciones estacionales ni los fenómenos climáticos extremos al ser aplicado.
Duque y su equipo han recorrido la región amazónica durante años y han encontrado que la distancia de 30 metros establecida en el decreto de ningún modo representa la realidad de estas zonas. Por el contrario, han encontrado rondas hídricas de hasta 1 kilómetro de distancia, algo que aumenta significativamente el riesgo de que se produzcan inundaciones.
La importancia de las rondas hídricas para prevenir tragedias
De acuerdo con los expertos, el desastre ocurrido en Mocoa en 2017, que dejó más de 1400 muertos y produjo el desplazamiento forzado de más de 15 mil personas, podría haberse evitado si el control sobre las rondas hídricas hubiese sido más exhaustivo. Sin embargo, como sucede en muchos otros aspectos que tienen que ver con el cuidado ambiental, las autoridades ignoraron las alarmas y el pueblo colombiano debió pagar las consecuencias.
Duque, quien ya ha colaborado en proyectos que utilizan tecnologías avanzadas para medir con precisión las rondas de ríos y quebradas, considera que si se tuviera un conocimiento más profundo de la geografía local y se monitoreara adecuadamente las rondas hídricas, sería más fácil evitar que esta clase de tragedias vuelvan a suceder.
A más deforestación, más inundaciones
Pero aunque una mejor comprensión de la topografía sería de gran ayuda para prevenir inundaciones, los especialistas advierten que esto no bastará a menos que se ponga un freno al gran culpable de estos desastres naturales: la deforestación. Según Duque, existe una conexión directa entre la pérdida de árboles nativos y el incremento de las inundaciones.
Y si bien durante el último año hubo una disminución de casi un 30% de la deforestación a nivel nacional gracias a campañas de organizaciones ambientalistas como Greenpeace, los biólogos explican que no es suficiente. Esto se debe a que en la zona amazónica, cada árbol nativo puede absorber ¡hasta mil litros de agua por día! En definitiva, los árboles desaparecen, pero el agua no.
Por otro lado, Duque explica que la estrategia de reforestación no es 100% efectiva, ya que no todos los árboles tienen la misma capacidad de absorción de agua. Por eso es fundamental que el gobierno escuche a los expertos y tome medidas que contribuyan a la preservación de los bosques nativos colombianos. Solo así será posible que tragedias como la de Mocoa no se repitan.