El cambio climático es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo, pero también una oportunidad para pensar en que la innovación y la tecnología pueden crear soluciones que beneficien al planeta y a las personas.
Innovación y tecnología: el camino hacia la mitigación del cambio climático
En medio de incendios forestales, inundaciones y otros desastres, el cambio climático se hace presente en las noticias prácticamente a diario. Sin embargo, todavía hay un poco de esperanza.
Alcanzar los objetivos de emisiones cero a nivel mundial requerirá la invención de nuevas formas de llevar a cabo diversas actividades. En este sentido, la innovación jugará un papel crucial. No se puede resolver el problema climático con la tecnología existente, incluso si los recursos fueran ilimitados. Se debe ser extremadamente riguroso en la asignación de fondos para lograr el máximo impacto posible.
Nuevas herramientas para reducir las emisiones de carbono
Los automóviles y las centrales eléctricas suelen acaparar la mayor atención cuando se trata de emisiones, pero es importante reconocer que provienen de diversas actividades humanas. Para brindar una visión de la cantidad de innovación en marcha, aquí se presentan algunos esfuerzos para reducir las emisiones:
- Manufactura
En esta categoría, el cemento y el acero destacan como grandes fuentes de emisiones. Empresas como Boston Metal están avanzando hacia la fabricación de acero mediante electricidad, una fuente libre de emisiones en comparación con el carbón. Por otro lado, CarbonCure y Ecocem han desarrollado procesos con bajas emisiones para la producción de cemento, mientras que Brimstone ha ideado un método que simultáneamente elimina el carbono del aire.
- Electricidad
En el ámbito eléctrico, TerraPower está construyendo una central nuclear de próxima generación en Kemmerer, Wyoming, prometiendo empleo y mayor seguridad con menos residuos. Otras empresas, como Commonwealth Fusion, exploran formas de generar energía limpia mediante la fusión nuclear. Mientras tanto, el costo de las energías renovables, como la eólica y la solar, sigue disminuyendo.
- Agricultura
Para abordar las emisiones relacionadas con la agricultura, es crucial ayudar a los productores a cultivar más alimentos en un clima cambiante. Empresas como Pivot Bio están modificando microbios genéticamente para proporcionar a las plantas nitrógeno sin liberar gases de efecto invernadero. Además, Savor Foods trabaja en la creación de grasas a partir de dióxido de carbono e hidrógeno, y C16 Biosciences utiliza la fermentación para ofrecer una alternativa al aceite de palma.
- Transporte
En el sector del transporte, se están superando los desafíos de autonomía de los vehículos eléctricos. Our Next Energy planea lanzar una batería capaz de alimentar un vehículo eléctrico durante 600 millas en 2025. En China, alrededor del 60% de los autobuses ya funcionan con electricidad. Fleet Zero está llevando la electrificación a los barcos, y un estudio respaldado por Google, American Airlines y Breakthrough Energy sugiere que ajustes en las rutas y altitudes más bajas podrían reducir a la mitad las emisiones de estelas en la aviación.
- Edificios
Los edificios suelen ser derrochadores de energía, pero la innovación está marcando la diferencia. Empresas como Aeroseal han desarrollado polímeros para sellar conductos y grietas, mientras que Luxwall ha creado ventanas considerablemente más eficientes que las tradicionales de un solo panel.
Salud y desarrollo en los países más pobres
En las conversaciones sobre la ayuda a las personas de países pobres para adaptarse a un mundo más cálido, la salud y el desarrollo a menudo se pasan por alto, pero deberían ser considerados de manera crucial. Están relacionados entre sí.
Por ejemplo, eventos climáticos extremos, como inundaciones, obstaculizan las campañas de vacunación. El aumento del calor extremo se prevé que incremente los nacimientos prematuros y las muertes fetales, ya que las mujeres embarazadas son particularmente vulnerables a tales condiciones. En un entorno más cálido, los mosquitos se desplazarán a nuevas regiones, no preparadas para las enfermedades que transmiten, lo que podría resultar en un aumento del 10% en las muertes anuales por malaria para 2030.
La conexión entre salud y clima se destaca especialmente en el ámbito de la nutrición. Cada año, al menos 250,000 niños mueren debido a la desnutrición, y millones sufren retraso en el crecimiento. La falta de alimentos es una razón importante detrás de estas cifras desoladoras. Abordar la desnutrición implica que los agricultores en países pobres puedan cultivar más alimentos con los nutrientes necesarios para los niños.
La estrategia de la Fundación Gates ha sido clave en esta tarea durante más de una década, pero el cambio climático dificultará aún más este objetivo en los próximos años, ya que afectará negativamente el rendimiento de los cultivos en países pobres. Se estima que para 2030, la desnutrición podría cobrar la vida de 95,000 niños adicionales cada año debido a los efectos del cambio climático.
Incluso sin las complejidades del cambio climático, cultivar más alimentos no es suficiente, ya que otra razón para la desnutrición es la falta de las bacterias adecuadas en el sistema digestivo de los niños (microbioma intestinal). Para salvar vidas infantiles, los agricultores deben cultivar más alimentos, y los científicos deben abordar el problema del microbioma intestinal.
En los debates sobre cómo asignar recursos limitados entre el cambio climático y la salud, la pregunta esencial debería ser: «¿Cuál es la mejor manera de utilizar estos fondos para salvar y mejorar la mayor cantidad de vidas?».
Dos prioridades clave para ayudar a los países de bajos ingresos a adaptarse al cambio climático deberían ser: ayudar a los agricultores a producir más alimentos y mejorar la salud para sacar a las personas de la pobreza extrema. Es por ello que la innovación y la tecnología se convierten en aliados claves para enfrentar la crisis climática.