En Europa, volar es hasta 30 veces más económico que viajar en tren, lo que impulsa el uso del medio de transporte que más aporta al calentamiento global.
Un reciente informe de Greenpeace Europa Central y del Este revela una preocupante disparidad de precios entre los viajes en avión y en tren en Europa. El vuelo es hasta 30 veces más barato que el tren en muchas rutas, lo que fomenta el uso del transporte aéreo, una de las actividades más contaminantes y difíciles de compensar en términos ambientales.
Precios bajos y su impacto en el calentamiento global
La diferencia de precios entre el avión y el tren es el resultado de reducciones de impuestos significativas en el sector aéreo. Esta disparidad no solo tiene un impacto económico sino también ambiental. Volar es altamente perjudicial para el medio ambiente, ya que no existe una forma efectiva de realizar vuelos sin afectar negativamente el clima. Las emisiones de carbono de los vuelos contribuyen al cambio climático, lo que resulta en olas de calor, incendios forestales, sequías e inundaciones cada vez más frecuentes.
Desigualdad de acceso y responsabilidad ambiental
El acceso a los vuelos es limitado en todo el mundo, con solo alrededor del 11% de la población mundial que viajó en avión en 2018. Sin embargo, este pequeño porcentaje contribuye significativamente a la contaminación de carbono, generando aproximadamente el 2.5% de todas las emisiones. Esta desigualdad plantea preguntas sobre si aquellos que tienen acceso a los vuelos deberían considerar su responsabilidad en el cambio climático y sus efectos desproporcionados en las poblaciones más pobres.
Vuelos privados: un problema aún mayor
Dentro de la problemática de los vuelos aéreos, los privados representan un desafío aún mayor. En Europa, la cantidad de vuelos privados aumentó en un 64% el año pasado, lo que agrega una dimensión adicional a la cuestión de la contaminación.
La necesidad de un cambio en la política y el comportamiento
Los gobiernos y las empresas deben tomar medidas para abordar esta disparidad de precios y promover el uso del tren, que es una opción más ecológica y eficiente en términos de emisiones. Subvencionar el transporte aéreo, que es altamente contaminante, con dinero público es insostenible desde una perspectiva ambiental. Además, se necesitan esfuerzos para impulsar una transición hacia sistemas de transporte más sostenibles y menos dependientes de los combustibles fósiles.
La responsabilidad de los viajeros
Los viajeros también tienen un papel importante que desempeñar al elegir modos de transporte más sostenibles, como el tren, siempre que sea posible. Esto es especialmente relevante en rutas donde el tren es una opción viable en lugar del avión. Tomar decisiones de viaje más conscientes puede contribuir significativamente a la reducción de las emisiones de carbono y al esfuerzo global para abordar el cambio climático. A esta toma de conciencia aspiran las múltiples campañas que asociaciones ambientalistas como Greenpeace realizan alrededor del mundo.