Descubren microplásticos en el cerebro

Descubren microplásticos en el cerebro

Los microplásticos que llegan al cerebro a través del torrente sanguíneo pueden desencadenar inflamación y enfermedades neurodegenerativas.

Una investigación reciente realizada por la Universidad de Viena ha arrojado resultados alarmantes sobre el impacto del plástico en la salud humana, particularmente en relación con el cerebro. El estudio se centró en cómo las diminutas partículas plásticas que circulan en el torrente sanguíneo pueden llegar al cerebro y desencadenar procesos inflamatorios, aumentando el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson.

Los científicos llevaron a cabo pruebas en ratones, suministrándoles agua potable que contenía plástico. Sorprendentemente, en tan solo dos horas, estas minúsculas partículas habían alcanzado el cerebro de los animales. Aunque uno de los investigadores, Lukas Kenner, señaló la necesidad de más investigación para establecer una relación directa entre el plástico y estas enfermedades cerebrales, los hallazgos son un llamado de alerta que no puede ser ignorado.

Microplásticos en el organismo

Otro equipo de científicos ha confirmado recientemente que cada individuo ingiere, bebe y respira entre 78,000 y 211,000 partículas de microplásticos al año. Estas diminutas partículas se han encontrado en la sangre, los órganos, las placentas, la leche materna y el sistema gastrointestinal. Este fenómeno se debe en parte a la ubicuidad de los materiales plásticos en productos cotidianos como textiles, neumáticos de automóviles y envases.

Además, este estudio revela un aspecto aún más preocupante: las nanopartículas plásticas son capaces de traspasar la barrera biológica que protege el cerebro de sustancias dañinas, conocida como barrera hematoencefálica (BBB), en tan solo dos horas después de ingresar al cuerpo.

Consecuencias y preocupaciones

Las consecuencias de la contaminación por microplásticos en el cerebro se dividen en dos categorías, según los investigadores. Por un lado, existe la posibilidad de enfermedades degenerativas graves como el Alzheimer y el Parkinson. Por otro lado, se teme que los microplásticos puedan tener efectos a corto plazo, incluido deterioro cognitivo, neurotoxicidad y alteraciones en los niveles de neurotransmisores, lo que podría contribuir a cambios de comportamiento.

Además, estos componentes perjudiciales también logran atravesar la barrera gastrointestinal, dando lugar a reacciones inflamatorias e inmunitarias en el intestino e incluso a la muerte celular.

Necesidad de cambio

A pesar de que aún se requiere más investigación para comprender completamente cómo los microplásticos afectan diversas partes del cuerpo, es innegable que muchas sustancias químicas presentes en los plásticos son carcinógenas y disruptoras hormonales conocidas. Esta realidad subraya la urgente necesidad de replantear los patrones actuales de producción, uso y eliminación de plásticos.

En última instancia, la salud de todos los seres vivos, así como la del planeta mismo, ya está siendo afectada por el plástico. Los patrones insostenibles actuales deben cambiar de manera fundamental. Es hora de que las empresas y los gobiernos comprendan la abrumadora evidencia y opten por un modelo más sano y respetuoso con el entorno. El bienestar de las generaciones presentes y futuras depende de ello.