Los impactos del cambio climático en la salud humana 

Como si los efectos nocivos del cambio climático sobre la Tierra no fuesen suficientes, ahora los científicos advierten que el agravamiento y la aceleración de la crisis ambiental están modificando  la salud tal como la conocemos. El aumento de las temperaturas, las inundaciones y las sequías derivadas del calentamiento global están propiciando la aparición de nuevos virus y el resurgimiento de enfermedades clásicas que parecían extintas. 

Además, los expertos afirman que los movimientos masivos de población provocados por los desastres naturales en distintas partes del globo están generando una evolución de los patógenos y las bacterias que emergen como nuevas amenazas para la salud de todos los habitantes de la Tierra. 

¿Cuál es la relación entre el cambio climático y la propagación de nuevas enfermedades?

De acuerdo con datos provistos por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), julio de 2023 fue el mes más caluroso jamás registrado a nivel mundial. Mientras que la temperatura oceánica continúa batiendo récords y los glaciares siguen derritiéndose a un ritmo acelerado. Las olas de calor representan un riesgo enorme para la salud pública debido a que las altas temperaturas aumentan el riesgo de que las personas sufran golpes de calor. 

Recientemente, la revista médica británica The Lancet realizó un informe sobre las consecuencias del cambio climático en la salud que comprobó que en los últimos 20 años hubo un incremento cercano al 70% de las muertes relacionadas con el calor extremo en adultos mayores. Y los expertos vaticinan que para finales de este siglo, las víctimas fatales del calor extremo y de las enfermedades infecciosas igualarán a las fallecidas por cáncer. 

Pero además, a medida que los grados en el termómetro se incrementan, también aumenta la concentración de contaminantes como el ozono en la atmósfera, lo que puede empeorar los síntomas de enfermedades respiratorias como el asma o el EPOC, acrecentando las muertes relacionadas con estas patologías. 

Otra de las consecuencias imprevistas del aumento de la temperatura provocado por el cambio climático tiene que ver con la mayor propagación de enfermedades transmitidas por lo que los médicos llaman vectores. Es decir, insectos como los mosquitos, las garrapatas o las pulgas, capaces de transmitir infecciones de un ser humano a otro. 

El dengue, el Zika, el mal de Chagas, la enfermedad de Lyme o la rabia son solo algunos ejemplos de enfermedades transmitidas por vectores que se han intensificado durante los últimos años. Esto se debe a que a medida que las temperaturas aumentan, los insectos expanden los límites de su geografía, llevando consigo las enfermedades que transmiten a nuevas áreas. 

El problema de los migrantes climáticos y las súper bacterias

Una de las consecuencias más trágicas del cambio climático es el desplazamiento forzado de personas tras padecer los efectos de fenómenos climáticos extremos. Las inundaciones, las sequías, los terremotos y las altas temperaturas obligan a los ciudadanos a buscar seguridad en nuevos lugares. Esto es especialmente grave en regiones como América Central, Asia y África, donde las desigualdades socioeconómicas provocan la falta de acceso a alimentos o agua potable. 

Estos migrantes climáticos pueden contribuir a la propagación de enfermedades infecciosas, ya que en muchas ocasiones no han recibido la atención médica adecuada. Con el tiempo, esto origina el surgimiento de súper bacterias, capaces de resistir a los tratamientos antibióticos convencionales. 

Los infectólogos destacan que, si bien el 75% de las enfermedades infecciosas tienen origen animal, el uso excesivo de antibióticos tanto en la medicina como en la veterinaria ha provocado la aparición de bacterias resistentes a estas drogas. Y los desplazamientos humanos forzados por el cambio climático juegan un papel crucial en su propagación.  

«Una Salud», una estrategia integral

La Organización Mundial de la Salud (OMS), con el apoyo de organizaciones ambientalistas como Greenpeace y la WWF, ha desarrollado una estrategia que busca abordar la salud humana, la de los animales y la del medioambiente de forma integral. Este enfoque, conocido con el eslogan «Una Salud», sugiere realizar un monitoreo de las enfermedades que afectan a seres humanos, animales y el medioambiente para detectarlas rápidamente y prevenir su propagación. 

Además, el enfoque “Una Salud” propone combatir la resistencia bacteriana mediante la promoción del uso responsable de los antibióticos, tanto en la medicina humana como en la veterinaria. La incorporación de prácticas de crianza de animales sostenible puede reducir notablemente la necesidad de tratamientos antibióticos en la producción animal, a la vez que contribuye a reducir el calentamiento global.

Solo mediante la colaboración de profesionales médicos, veterinarios y ecologistas, será más fácil prevenir y controlar enfermedades, mitigar los efectos del cambio climático y promover la salud de todos los habitantes del planeta Tierra.