Durante la Conferencia del Cambio Climático número 21 (COP 21), llevada a cabo en París en el año 2015, las naciones del mundo se comprometieron a adoptar medidas que evitaran que la temperatura media mundial de 2030 superara los 2 grados centígrados en comparación a los niveles pre industriales.
Pero a medida que el tiempo pasa, cada vez es mayor la preocupación por no alcanzar esta meta. El fracaso por no lograr los objetivos del Acuerdo de París ya se está haciendo sentir. A lo largo de todo el planeta se están viendo las consecuencias: sequías, incendios e inundaciones que complican el acceso al agua potable y afectan notablemente la producción de alimentos, generando hambrunas y desplazamientos forzados en todo el mundo.
Pero además, el calentamiento global provocado por la quema de combustibles fósiles está derritiendo los polos. Esto genera un incremento constante del nivel del mar que ya está obligando a las poblaciones de diversas islas del Caribe y del pacífico a abandonar sus tierras para evitar perderlo todo por las inundaciones.
Pero ninguna región del mundo está a salvo de los efectos del cambio climático. En Europa, varias comunidades son víctimas de las olas de calor extremas, con sequías, incendios forestales e inundaciones imprevistas que afectan la infraestructura de las ciudades y pueblos, y ponen en peligro la vida de las personas que los habitan.
Las consecuencias económicas del cambio climático en Europa
De acuerdo con un informe elaborado recientemente por el Comité Europeo de las Regiones (una asamblea conformada por los líderes regionales de la Unión Europea), a menos que la temperatura media mundial descienda de manera abrupta, harán falta más de 40 mil millones de Euros anuales en inversiones para proteger a Europa de las consecuencias catastróficas generadas por el cambio climático.
Las pérdidas económicas serán aún mayores si la temperatura media global asciende a 2 grados centígrados, con una previsión de 120 mil millones de Euros en gastos de adaptación. Mientas que si la temperatura supera los 3 grados centígrados de aumento, los gastos para mitigar los efectos del cambio climático llegarían a los 200 mil millones de Euros.
El ejemplo europeo: A mayor temperatura, mayores gastos
De acuerdo con Copernicus, el Servicio de Cambio Climático, junio de 2023 fue el mes más caluroso jamás registrado en Europa. Pero además, en julio de este año se registró la temperatura media mundial más alta de la historia. Esto generó fenómenos meteorológicos inusitados, desde sequías devastadoras en Portugal y España, hasta terribles inundaciones en Italia y Eslovenia. Las lluvias torrenciales desbordaron más de 23 ríos, forzando el desplazamiento de más de 30 mil personas y afectando a casi 1 millón de ciudadanos europeos. Pero además del costo humano, estas catástrofes generaron pérdidas económicas por más de 5 mil millones de euros.
Mientras tanto, el calor extremo provocó más de 60 incendios forestales en Grecia durante el verano europeo. En la isla de Corfú, el fuego obligó a más de 19 mil ciudadanos griegos a evacuar sus hogares, marcando un sombrío récord para el país. Tales fueron las consecuencias negativas del cambio climático, que la UE decidió conmemorar a los damnificados con una efeméride: el Día de las Víctimas de la Crisis Climática.
La transición energética, una solución verde
De acuedo con los expertos del Comité Europeo de las Regiones, una de las soluciones para prevenir los gastos provocados por el cambio climático es la inversión en energías renovables. La Unión Europea ya ha invertido más de 80 millones de euros en los llamados Fondos Next Generation EU, que buscan apoyar a las empresas y ciudadanos comprometidos con la transición hacia energías limpias como la solar o la eólica.
Estas medidas deben tomarse de forma urgente, ya que en los últimos 4 años, los gastos energéticos se han llegado a duplicar en varios países de Europa, afectando sobre todo a las personas más vulnerables. Se calcula que, durante el invierno de 2022, cerca de 40 millones de ciudadanos europeos (casi un 10% de la población total) no contaron con los recursos para calentar sus hogares.
Pero esta situación no es nueva. Desde hace años, organizaciones ambientales como Ecologistas en Acción, Greenpeace y la WWF, han estado promoviendo activamente la inversión en energías renovables y la transición hacia fuentes de energía más sostenibles como parte de la solución al cambio climático y a la crisis energética.
Pero el paso de los combustibles fósiles a las fuentes renovables de energía no solo debe ser visto como una forma de remediar la crisis de los costos energéticos, sino sobre todo, como una manera de mantener los objetivos del Acuerdo de París. En definitiva, revertir el cambio climático es la única manera de garantizar un futuro donde el dinero no deba ser utilizado para paliar desastres climáticos causados por la desidia de los líderes mundiales que no fueron capaces de cumplir con sus promesas ambientales.