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La extinción de especies en el planeta está fuera de control y esta desaparición acelerada pone en riesgo a los seres humanos. Un estudio llevado a cabo recientemente por investigadores de la Universidad Autónoma de México y la Universidad de Stanford, y publicado en la revista de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, advierte que la Tierra y todos sus habitantes podrían estar al borde de una extinción masiva.
En biología se conoce como extinción masiva a la desaparición terminal de un 10% o más de las especies que habitan el planeta en un período menor a un año. También se habla de extinción masiva cuando la mitad o más de las especies son aniquiladas en un lapso de entre 1 y 3 millones de años.
A lo largo de la historia de la Tierra ha habido 5 extinciones de este tipo. La última de ellas tuvo lugar hace 65 millones de años, cuando, entre otras especies, desaparecieron los dinosaurios. Esta extinción masiva tuvo 2 causas principales: por un lado, la caída de un asteroide en la Península de Yucatán. Y por otro, la evolución y crecimiento del Homo sapiens.
La extinción de especies actual en números
De acuerdo con los autores del estudio, los doctores Gerardo Ceballos y Paul Ehrlich, en los últimos 500 años han desaparecido de la faz de la Tierra 73 géneros de animales vertebrados. Para arribar a esta conclusión, los científicos analizaron más de 34 mil especies de anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Sólo entre las aves, hubo una pérdida de 44 géneros extintos.
Estas cifras son realmente alarmantes, ya que representan una pérdida significativa de biodiversidad que podría tener graves consecuencias para la humanidad. Y es que, a largo plazo, la desaparición de cada uno de estos géneros de animales destruye por completo la biodiversidad que hace posible la vida humana en el planeta.
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Para graficarlo, los expertos explican que cada especie es como una pequeña ramita en el árbol de la evolución. Los géneros, en cambio, representan las ramas más grandes. Si una especie desaparece, otras de su mismo género pueden adaptarse para suplantar su rol en el ecosistema. Pero esto no es así con los géneros. Cuando una de esas ramas gigantes es cortada de cuajo, los sistemas naturales no tienen forma de reemplazarla.
Las consecuencias de la pérdida de géneros
La extinción de géneros tiene consecuencias dramáticas para los ecosistemas. La desaparición de una rama entera del árbol de la vida genera un quiebre en el equilibrio de los ecosistemas que puede derivar en la propagación de epidemias mortales, la aparición de plagas y el aumento de desastres naturales como huracanes, incendios, sequías e inundaciones.
Por ejemplo, la pérdida de especies de polinizadores, como las abejas, podría provocar una caída drástica en la producción de frutas, verduras y otros cultivos indispensables para la vida humana. Mientras que la pérdida de especies de árboles tendría un efecto inmediato en la regulación natural del clima, lo que podría conducir a eventos meteorológicos extremos.
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A su vez, la extinción de un género de depredador, como el tigre o el yaguareté, propiciaría el aumento de las poblaciones de sus presas. El impacto negativo en sus ecosistemas sería irreversible, ya que no solo agotarían todos los recursos naturales hasta morir de hambre, sino que sus cadáveres podrían inducir la propagación de enfermedades.
La aceleración de la 6ta extinción masiva
Para los investigadores está claro: la sexta extinción masiva es consecuencia de la acción del hombre. Y la falta de acciones para cuidar el planeta la está acelerando. Según Ceballos y Ehrlich, los géneros de vertebrados que desaparecieron en los últimos cinco siglos, hubieran tenido 18 mil años más de vida si no fuera por los seres humanos.
La destrucción indiscriminada de sus hábitats, el comercio ilegal de especies y el calentamiento global provocado por el hombre alteraron por completo sus existencias. Y si no se toman medidas drásticas para proteger la biodiversidad y frenar el cambio climático, las extinciones continuarán acelerándose en los próximos años.
Organizaciones ambientalistas como The Nature Conservacy o Greenpeace han advertido una y otra vez a los gobiernos de todo el mundo sobre las terribles consecuencias de las extinciones de especies. Este estudio es una nueva demostración de que proteger la biodiversidad del planeta es salvar a la humanidad de su propia extinción.