El aumento del nivel del mar producido por el cambio climático pone en peligro la vida de millones de personas alrededor del mundo. De hecho, científicos de la NASA prevén que ¡para el año 2100, el nivel del mar llegue a sobrepasar los 1,20 metros! Este incremento haría que miles de islas de todo el planeta queden completamente bajo el agua. 

Pero lo que para muchos parece el argumento de una película de catástrofe inverosímil y lejana, se ha convertido en una realidad para la comunidad indígena de Guna Yala, en el caribe panameño. La isla de Cartí Sugdupu, de menos de 50 mil metros cuadrados de extensión y emplazada a solo 50 centímetros sobre el nivel del mar, ya está padeciendo los efectos del cambio climático. 

Sus más de 10 mil habitantes, que durante varias generaciones disfrutaron de un entorno paradisíaco en el que vivían de la pesca y el turismo, hoy se ven obligados a abandonar su tierra natal por las constantes inundaciones provocadas por el aumento del nivel del mar. 

La amenaza del cambio climático en el Caribe panameño

Como sucede con la mayoría de las 365 islas ubicadas en el archipiélago de Guna Yala, en Panamá, el territorio de Cartí Sugdupu, se encuentra solo entre 50 centímetros y un metro por encima del nivel del mar. Esto las vuelve extremadamente vulnerables a las mareas crecientes y las inundaciones provocadas por el derretimiento de los glaciares debido al cambio climático. 

Para sus habitantes, ya se ha vuelto una aterradora costumbre ver cómo la subida constante del mar inunda sus casas y pone en riesgo sus pertenencias. Todo empeora aún más durante la estación de lluvias, cuando las inundaciones y tormentas ponen en riesgo la vida cotidiana de la comunidad. 

Para contrarrestar esta amenaza, y ante la preocupación por la seguridad de la isla, el gobierno panameño y la comunidad indígena de los Guna han trabajado durante más de una década para reubicar a sus habitantes. El plan es trasladar a las más de 300 familias que componen la población a una nueva urbanización llamada Isber Yala o Árbol de Níspero, en tierra firme. 

Pero a pesar de que estos nuevos terrenos tendrán mayores comodidades, como agua potable y electricidad continua, la mudanza conlleva muchas complicaciones de logística y, sobre todo, desafíos emocionales para los habitantes originarios de Cartí Sugdupu. Por otro lado, la tala de árboles en el nuevo lugar de residencia plantea preocupaciones sobre la conservación ambiental en territorio panameño. 

El cambio climático no da tregua

Según información recabada por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), durante el mes de julio se vivieron los días más calurosos de los que se tiene registro. Asimismo, el monitoreo de la temperatura de los océanos han demostrado un nivel récord en el calor del superficie del mar. Sin ir más lejos, el océano Atlántico Norte tuvo una temperatura 1,05 grados centígrados por encima de la media para ese mes. 

Estos nuevos récords de temperatura atmosférica y oceánica, que incluyeron olas de calor históricas en el hemisferio norte del planeta, demuestran la necesidad urgente de disminuir los niveles de emisiones de gases de efecto invernadero. 

Desde hace años, organizaciones ambientalistas como Greenpeace o The Nature Conservancy abogan para concientizar a la población mundial y exigir a las autoridades que tomen medidas para combatir el calentamiento global. Pero a pesar de estos esfuerzos, el nivel del mar continúa subiendo más de 3 centímetros cada año. 

A este ritmo, y tal como ha predicho la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional de Estados Unidos (NOAA) en su último informe, en las próximas tres décadas los niveles oceánicos habrán subido tanto como en todo el siglo XX. Esto podría provocar que las inundaciones aumenten su frecuencia ¡hasta 10 veces para el año 2050!

Prevenir y curar

Ante la amenaza latente de desaparecer bajo el agua, ciudades costeras e islas de todo el mundo están planificando cómo protegerse. Acciones como la construcción de diques y drenajes, la relocalización de rutas y carreteras, o la plantación de vegetación que ayude a absorber el agua, son algunas de las medidas a las que ya están recurriendo las autoridades de lugares como Yakarta, en Indonesia, o Rotterdam, en Países Bajos. 

Sin embargo, las islas como Cartí Sugdupu y muchas otras ubicadas en el Caribe, no pueden darse ese lujo. Allí, las únicas opciones para evitar ser tapados por el agua son invertir millones de dólares en tareas para elevar el nivel de la tierra, o mudarse a nuevos territorios, donde no siempre son bien recibidos.

Tal vez lo más injusto de esta situación es que las comunidades indígenas que viven en estos lugares suelen hacerlo en convivencia con la naturaleza, respetando el medioambiente y realizando prácticas sostenibles para sobrevivir. Por lo que su contribución al cambio climático es realmente mínima. Paradójicamente, son los primeros en pagar las consecuencias.